Plantar una Higuera es plantar un pedazo de nuestra cultura. Es el árbol de los patios de los abuelos, de las siestas a la sombra y del inconfundible sabor dulce del verano. La Ficus carica es mucho más que un frutal; es un árbol escultural, de una belleza rústica y una resistencia legendaria, capaz de prosperar en las condiciones más difíciles para regalarte, año tras año, una de las cosechas más deliciosas que existen.
El Sabor del Verano: Frutos Dulces y Generosos
El mayor regalo de la Higuera es, sin duda, su producción de frutos. Las variedades bíferas, las más comunes, nos ofrecen dos cosechas: las brevas, que maduran a principios de verano sobre la madera del año anterior, y los higos, la cosecha principal, que maduran a finales de verano y principios de otoño en las ramas nuevas. El sabor de un higo madurado al sol en tu propio árbol es una experiencia incomparable.
Una Escultura Mediterránea para Todo el Año
Incluso sin frutos, la Higuera es un árbol de una belleza imponente.
- Follaje Exuberante: Sus grandes hojas, profundamente lobuladas y de un verde intenso, crean una sombra muy densa y refrescante en verano, aportando un toque de frondosidad casi tropical.
- Estructura Invernal: En invierno, tras la caída de la hoja, revela su magnífica estructura de ramas. Su madera, de un color gris claro y muy lisa, crea una silueta escultural, minimalista y muy atractiva en el jardín desnudo.
La Superviviente Nata: Mantenimiento Cero
La Higuera es la definición de un árbol duro. Está genéticamente diseñada para prosperar en nuestro clima: adora el sol y el calor, es extremadamente resistente a la sequía una vez establecida y no es nada exigente con el tipo de suelo, creciendo incluso en los más pobres, secos y calizos. Es, sin duda, una de las opciones más seguras y de menor mantenimiento para un jardín en Madrid.
Guía de Cuidados y Ficha Técnica
La Opinión del Experto
La Higuera es el alma del jardín mediterráneo. Es un árbol que lo tiene todo: belleza, historia, una sombra increíble y, por supuesto, unos frutos deliciosos. La recomiendo sin dudar para cualquier jardín soleado de Madrid, por grande o pequeño que sea. Su capacidad para sobrevivir con un mínimo de cuidados es asombrosa. Es un árbol generoso, que te pide muy poco y te lo da todo a cambio. No hay jardín completo sin el sabor de un higo madurado en casa.










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